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La ruta de los castillos

La huella de la historia

Castillos cátaros, bastidas, fortalezas, pueblos fortificados… guerra y religión han dejado su huella en nuestro paisaje. Las imponentes siluetas de las ciudadelas medievales hacen guardia desde lo alto de vertiginosos acantilados. Verdaderos centinelas, son testigos de una historia tumultuosa y a veces dolorosa… Sin embargo, sus muros maltrechos nos hablan del pasado, llevándonos a un viaje en el que la imaginación compite con la Historia de Francia.

Contenido

Montségur, el Cátaro

Venir a Montségur es hacer un peregrinaje a las fuentes de la historia de la rebelión cátara. Se convirtió en la sede y cabeza de la Iglesia cátara donde se refugiaron los réprobos de la nueva religión. Este lugar fue testigo del aplastamiento de las últimas luces de la nueva fe. Al final del asedio de 1244, cuando se rindieron, los Perfectos que se negaron a renunciar a su fe fueron quemados vivos en la hoguera. Aunque el pueblo cátaro y la muralla fortificada exterior fueron arrasados, el mito y las leyendas en torno al tesoro cátaro perduran… A los pies del emblemático pog, el pueblo de Montségur ha sido galardonado con la etiqueta Grand site Occitanie y se encuentra actualmente en Opération Grand Site de France.

Gran sitio de Occitanie.

Lagarde, de Aragón a Francia

El castillo de Lagarde es otro impresionante lugar histórico de los Pirineos cátaros.

Construido en el siglo XII sobre una colina que domina el valle del Ariège, ha sido escenario de numerosas batallas a lo largo de su historia.

El castillo de Lagarde fue construido para proteger las tierras de los condes de Foix de los invasores enemigos. A lo largo de los siglos, fue ampliado y fortificado y se convirtió en un importante bastión para la defensa de la región.

Roquefixade, un castillo viviente

Construido en el siglo XI, el castillo está encaramado en una colina rocosa a unos 700 metros sobre el nivel del mar y ofrece vistas ininterrumpidas de los valles circundantes. Aunque la atalaya del siglo XI fue construida en 1063 por Ramiro I, rey de Aragón, fue en realidad el rey de Francia, Felipe II Augusto, quien la donó a Guy I de Levis en 1212.

Tanto si desea descubrir la historia, la cultura y la belleza natural de la región de Ariège, como si es un aficionado a la historia, un senderista entusiasta o un amante de la cultura, encontrará algo que se adapte a sus aspiraciones cuando visite Roquefixade.

Camon, con cien rosales

Enclavado en la maravillosa campiña de Ariège, Camon es la joya medieval de los Pirineos cátaros. En sus callejuelas aún resuena la actividad que reinaba en torno a su abadía. Estas casas con arcadas y tejados de tejas rojas son típicas de la arquitectura ariègeoise. Los rosales en flor que bordean las calles la convierten en un lugar romántico y pintoresco para pasear, aunque las murallas seguro que le recordarán su vocación de bastión militar.

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