Una historia llena de acontecimientos
La primera mención escrita del castillo de Roquefixade aparece en el siglo XI. Al pie de la ciudadela se construyó un asentamiento, formando un conjunto fortificado conocido como castrum.
En la Edad Media, esta fortaleza estuvo en manos de los señores de Pailhès, que abrazaron la fe cátara. Durante la cruzada contra los albigenses, lucharon junto a los condes de Toulouse y Foix, de los que eran vasallos. Guy de Montfort y sus tropas castigaron su osadía incendiando el pueblo en 1212.
Tras este terrible episodio, Roquefixade fue comprada por el rey de Francia, Felipe el Temerario, que decidió reconstruir allí una fortaleza real. El edificio principal se erigió sobre un arco que salva una gran falla que dio nombre al lugar,«roca fissada«, que significa roca agrietada. El castillo sufrió varias reformas en los siglos siguientes, pero finalmente fue destruido por orden de Luis XIII, a expensas del propio pueblo de Roquefixade.